viernes, 16 de mayo de 2014

Por eso soy, aun que a veces no esté.

Sería muy pesimista empezar diciendo que soy un desastre. Un desastre en todo lo atañado a lo formal, un desastre en todo lo que esté relacionado con vivir. Que no es todo, porque hay días, o semanas, incluso meses, que sólo subsisto. Soy ese Don Quijote que vivía en su mundo en ensoñaciones, que luchaba con gigantes, para ser derrotado a los pies de un molino. Que tenía su escudero, y sin embargo, nada pudo evitar caer con el arma al suelo. Soy ese principito que todos hemos leído de pequeños, sin entender una mierda. Porque ese, es libro para otras edades.
Soy la hermana de un genio, la sombra de su estela, y orgullosa de serlo. Soy la nieta de una luchadora innata, costurera de las mejores heridas y ejemplo en la vida. Soy también amiga de una loca, que no es siempre la última en caer, pero sí la primera en levantarme tras una caída. Soy Sevilla en una promesa, Madrid, en un verso, y Cáceres, en su origen. Soy la esquela de la ilusión cada noviembre, el frío de entre los huesos del invierno, y el calor de un abrazo siempre que puedo. Soy una sonrisa, pero también lágrima fácil. Más alma que cuerpo y menos realidad que sueños. Contradictoria hasta el infinito. Las letras las llevo en la sangre y a los demás en el pecho izquierdo, que late más fuerte que nunca y desgarra como jamás un verano lo había hecho. Y es que soy un viaje en autobús un viernes por la tarde, a las siete y cuarto donde siempre. Soy ese 'Mamá todo irá bien' que nunca dije, pero que se sobreentendía. Aquel 'Rubén eres mi héroe'. Soy todos esos te quiero que nunca pronuncié, por miedo a escuchar un yo también como respuesta. Sí, soy un desastre. Pero un desastre, con la mejor suerte del mundo.
Y por eso soy, aunque a veces no esté.
Y eso, eso os lo debo.


Mi versión de: Soy aunque a veces no esté y eso, te lo debo - Loreto Sesma.

domingo, 12 de enero de 2014

Distancia existencial y física.

Estas navidades me ha faltada gente. Tanto en presencia como en esencia.
Personas a las que no volveré a ver, personas que me faltan por la distancia, y personas que me faltan no por la distancia física propiamente dicha, sino por esa que te mata, y que cabe decir, es peor. La emocional.
Entre las personas que no volveré a ver solo puedo destacar a una de ellas.
Esa mujer que me llevo de la mano tantas veces, que aún en mi inconsciencia, me enseñaba cosas que probablemente se hallen en algún lugar perdido de mi desordenada mente. Debo decir, que esto no deja de ser doloroso. Incluso agonizante.
Una persona que significó tanto en tu vida, con la que compartiste tanto a su lado y olvidarla sin querer. Sí, eso es dolor. Quiero creer (es más, mantengo la esperanza.) que la vida me dará en otro momento la oportunidad de volver a reunirnos. Quizá no de forma física, o al menos no de la manera que conocemos, pero me gusta pensar que esto no es el final. Es solo una pequeña pausa, una parada para tomar aliento, una coma en nuestra historia. En nuestra gran historia.
Otra parte de mí asegura que eso no será así, que se ha acabado. Quizá así sea. Y lo mejor que podría hacer el ser humano es dejarse de castillos en el aire y caerse de una vez. Estamparnos contra el duro suelo.
El suelo puede ser algo similar a la realidad. La pisamos continuamente sin importarnos las consecuencias que puede traer, o cuantas vidas pisamos con ella. Pero esta, siempre da de lo que recibe, y aquí es cuando vienen las caídas. Nos hacemos daño, nos topamos con la realidad y nos aseguramos (o al menos lo intentamos) de no volver a cometer semejante error. ¿Por qué? Quizá sea por ese ansia de perfección, de excelencia, o incluso, me atrevo a decir, de superioridad. Pretendemos saborear la gloria pisando la realidad, pero en definitiva, pisándonos los unos a los otros.
Como opinión personal, cabe decir que en estos últimos meses he considerado la posibilidad de la 'magia' por darle algún nombre, o etiqueta. No es la magia que desde pequeños nos pueden venir inculcando. Quizá esto solo sea un vía de escape, o una excusa para no creer en ese final que a todos nos espera. O no.
¿Qué somos? Un puñado de casualidades.
Somos energía. 'La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma.' Pero bueno, ya escribiré sobre esto otro día.

En lo que a la distancia física respecta, está ella.
Probablemente no encuentre las palabras adecuadas para describir lo que realmente quiero decir. Pero haré un intento.La verdad es que desde que llegó a mi vida, se ha convertido en una parte muy importante y me atrevo a decir que fundamental. Me llena con sus palabras.Cada letra se adentra en mí y profundiza hasta los rincones más alejados de mi mente. Me deja sin aliento cuando escribe. Y no hablemos de cuando canta, cuando la melodía que asoma por su boca se mezcla con el aire que respiro, eso ya acaba conmigo. Siento una gran admiración hacia ella. Admiración y orgullo, que se mezclan con cucharadas de identificación. Sin contar lo mucho que la quiero. Estamos igual de perdidas las dos, así que, ¿Por qué no perdernos juntas? Es un caos. Soy un caos. Pero sí, es el caos mas dulce que conozco. He de decir que encontrarme con ella pudo o no pudo ser una casualidad. Necesariamente más tarde o más temprano se cruzaría en mi camino. Tenía que encontrarme contigo. Alguien tenía que venir a salvarme.